La Hacienda de El Marqués de la Villa del Villar y del Águila, ubicada en Querétaro, está rodeada por leyendas como La Carambada, Chucho El Roto e incluso Maximiliano de Habsburgo, relacionadas con ocultar riquezas en su interior.
Sin embargo, en sus entrañas sólo hay túneles que servían para extraer el agua que abasteció a la ciudad capital por 200 años y que era llevada a través de los conocidos arcos en 1735. “Aquí El Marqués, que era el encargado de aguas nacionales cuando vino a Querétaro, vio la escasez.
Conociendo que hay mucha agua en estos lugares en La Cañada, tanto que el río se llamaba río de aguas blancas, decidieron llevar el agua a Querétaro. En ésta propiedad había 33 veneros y el marqués decidió hacer aquí los proyectos para continuar el acueducto. Aquí se terminó de construir el acueducto», dijo Antonio González de Jáuregui Zubizarreta, propietario y descendiente de Juan Antonio Urrutia y Arana. La hacienda se encuentra en el municipio de El Marqués y es propiedad del constructor Urrutia y Arana, uno de los principales benefactores del estado. Dentro de ella, los túneles hallados recientemente conectan a iglesias y fuentes, pero también al río que abastecía a los 74 arcos en 1735 y que tiene una alta relevancia histórica.
«Ésta es la veta madre del nacimiento que tanto buscaban, como en las películas, y lo encontraron. Aquí fue el motivo de hacer los túneles siguiendo la veta como si fuera en oro», dijo.
Hallan túneles y documentos en la hacienda Hace unos días, en medio de todos los túneles que poco a poco han sido descubiertos por la décima generación del marqués, encontraron también un cofre, con documentos y nadie sabe cómo llegaron a ese lugar.
“A 50 metros del lado izquierdo rumbo a Querétaro hay otro túnel levantado, que va hacia la izquierda y que está derrumbado porque la gente lo tapa por seguridad. Ahí estaba el cofre, tapado con piedras, y nos avisaron, bajaron, lo sacamos y lo abrimos.
Estaba tapado con pedazos de tela muy destruida, que hicimos a un lado, y encontramos unos cuantos documentos, la mayoría son de propiedad y de testamentos donde el marqués figura como albacea».
Precisamente en uno de esos túneles, que datan desde 1728, se encontró la veta principal del agua dentro de una cámara desde donde por dos siglos sirvió para llevarla.
Ahora han tenido que resguardar la zona para evitar algún riesgo, pues los habitantes de la zona incluso comenzaron a saquear las piedras al pensar que había tesoros ocultos de Chucho El Roto y La Carambada, los “Robin Hood” queretanos.
“Los tapó mi mamá cuando estuvo viviendo sola aquí durante muchos años porque la gente se metía a robarse las piedras de los túneles pensando que había dinero, por la historia de La Carambada, Chucho El Roto, Maximiliano.
Todo mundo ha inventado cosas, como que aquí guardaban el dinero y los escondían. Por eso mi mamá decidió cerrar los túneles”. En tanto, el sueño de la familia es que, algún día, la hacienda pueda convertirse en un atractivo turístico. Incluso existe un acercamiento con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y se espera que se emita un decreto para resguardar toda la historia que guarda el lugar.
Así lo explica Jaime Zúñiga Burgos, cronista del estado, «que la gente y el turismo pueda visitarlo y se dé cuenta de la labor que se hacía para llevar y dotar de agua a una ciudad. En la actualidad, con abrir la llave tenemos el agua.
Antes, era un gran esfuerzo y queda esto como un testimonio del trabajo de un benefactor y de un industrial, que ahora, para deleite de los queretanos, la podrán visitar».