Un total de mil 200 fieles de 30 cofradías son quienes participarán en la Procesión Del Silencio qué se llevará a cabo este Viernes Santo, partiendo desde el templo de La Cruz para recorrer las principales calles del centro histórico.
De acuerdo de estimaciones de la Diócesis de Querétaro esta celebración atrajo a más de 25 mil personas en 2022 quiénes pudieron presenciar esta muestra de fe repartidos a lo largo del recorrido en el centro histórico, por lo que se prevé un número similar este año.
«Está conformada por el templo de la Santa Cruz, la parroquia de Santa Ana, La Piedad, El retablo, el templo expiatorio y la parroquia de Santiago, estas cinco fraternidades conformamos más de mil 200 participantes que saldrán a la calle en la procesión del silencio contando con el personal que nos apoyará durante el recorrido», destacó Fray José de Jesús asesor espiritual de la hermandad franciscana.
El recorrido saldrá en punto de las 18:00 horas desde la iglesia de la Santa Cruz de los milagros y pasará por las calles Felipe Luna, 5 de Mayo, Pasteur, Ángela Peralta, Juárez y Reforma, para regresar nuevamente al templo de la Santa Cruz. La mayoría de los fieles que participan son de Querétaro pero también se tiene participantes de los estados de Jalisco, Nuevo León, Michoacán y el estado de México.
La tradición de la Procesión del silencio en Querétaro fue iniciada por el franciscano Ernesto Espitia en 1966, año en que se contó con una participación de solo 20 personas.
«El padre José Morales Flores también un gran participe dentro de esta Procesión del silencio, las fuentes refieren que la cantidad precisa de participantes fue de 20, este comenzar, este nacer de procesión fue de una realidad muy cruda porque eran pocas personas las que respondían en esos ayeres, esto ha ido incrementando poco a poco.»
Durante la Procesión del silencio los participantes realizan una caminata ataviados con túnicas y una capucha llamada capirote, los participantes de esta procesión cargan pesadas cruces de mezquite con pesos superiores a los 50 kilogramos, algunos de ellos para hacer más difícil el caminar y demostrar su fe arrastran cadenas, otros más participan en el levantamiento de monumentales altares de madera como muestra de fe.