Entre Jalpan de Serra y Arroyo Seco Jenny y Alfredo han creado un paraíso. Cerca de la entrada de una de las atracciones que la Sierra Gorda regala a quien la visita, el sótano de barro, se encuentra este espacio que hay que recorrer, admirar, caminar y ver para creer.
Se trata del Jardín de Barro que abre bajo reservación a aquellos turistas amantes de construcciones alternativas, biotecnología, sustentabilidad, reproducción de plantas nativas, reciclaje, reuso de materiales orgánicos y captación de agua para que, de la mano de Alfredo su creador, aprendamos a llevar una vida en armonía con la naturaleza.
Este restaurante es un espacio construido a mano por Alfredo y su familia, con una estructura formada de carrizos y paredes hechas de barro y fibras se levanta este comedor. Con ventanas que aprovechan botellas recicladas y formas caprichosas salidas de la mente de su creador, el Jardín de Barro es muestra de todas las bondades que ofrece la biotecnología en la arquitectura.
Entre todas las cosas que ofrece este lugar se encuentra comida 100 por ciento casera. Aquí podrás probar gorditas y pizzas hechas al horno, una buena cecina serrana, chorizo casero o comida corrida de tres tiempos con una rica sopa, un plato fuerte y un delicioso postre, todo acompañado de agua fresca de frutas hecha al momento. Un manjar digno de una larga jornada de turismo por la región.
También puedes encontrar plantas de hortaliza que se reproducen ahí mismo, plantas de la región y de ornato que se venden a los visitantes. Mientras buscas la que más te guste para llevar a casa aprenderás sobre el proceso de cultivo en llantas recicladas, elaboración de composta, captación de agua para riego y la cosecha que el Jardín de Barro hace para la preparación de los alimentos que ofrecen.
Es importante mencionar que el Jardín de Barro es un espacio que solo abre bajo reservación para una mejor experiencia del usuario así que es importante que, si estas por la Sierra Gorda y planeas visitarlos marques a sus números telefónicos para ser atendido.
