Este pequeño puesto de grandes filas es una de las paradas obligadas en la ciudad, se trata de los churros azucarados de Corregidora, casi esquina con avenida Universidad.
Aunque no tienen variedad de sabores o de toppings como en otras churrerías se acostumbra, son garantía de calidad con su sabor casero; esto lo respaldan sus más de 70 años de estar abiertos al público. Lo que debes pedir es sencillo: una bolsita de churros, con la cantidad que dicte tu antojo.
Si pasas por el lugar y no lo ves abierto, tranquilo, este solo aparece por las noches; y no es por ejercer presión, pero debes llegar temprano, pues de verdad son muy famosos y se terminan pronto.